Baldo

Baldo es un artista que se atreve con todo tipo de tallas y estampaciones. Para el prensado de sus grabados utiliza un tórculo reciclado de maquinaria industrial. Grabados hechos sobre placas de cobre, linóleo y una técnica muy personal: la zincografía (una suerte de litograbado sobre zinc). Si no está instrumento en mano, tallando o prensando artesanalmente sus grabados, encontraremos a Baldo detrás de los parches de su batería Ludwig, soplando la trompeta, con el ojo dentro de la cámara, en Les Barrocks, en Córcega, en París o en Barcelona, y ahora dándose una vuelta por Mallorca.

Dejó su huella en los surcos de vinilos, en placas de zinc, en las portadas del ¡QUÉ SUERTE!, en la prensa… Detalles de un largo recorrido artístico comenzado en los ‘70 del punk.

Su padre, pintor mallorquín refugiado en Francia, restauraba los decorados del Guignol, míticos títeres de los Campos Elíseos. El hijo también diseña escenografías retro, rescatando del pasado elementos simbólicos musicales y pictóricos. Baldo viaja ahora a Mallorca para encontrarse con su familia y enseñar su mundo de raíces populares y militantes, poblados de máquinas y trabajadores.

Después de mirar sus grabados, atrévanse a impulsar con la mano los zootropos cercanos. Su padre también fabricaba estas máquinas, abuelas del cine; los dos expondrán cintas dibujadas para el artefacto. Ya puestos, después de gastar ojos y usar manos, acérquense y bailen con los pies al ritmo de Blutt. Baldo está de visita y puede que os resulte familiar.